1. Aceptar el problema
Lo primero es darse cuenta de que el problema existe y aceptarlo
como tal. También es muy importante y esencial el querer solucionarlo.
Podemos aceptar que tenemos un problema, pero si realmente no estamos
dispuestos a solucionarlo… no hay nada que hacer.
2. Buscar una solución
Una vez aceptada la existencia del
problema y estando ya dispuestos a proceder a su solución, es hora de
buscar una forma de resolverlo. Es importante dedicar tiempo y esfuerzo a investigar las causas y origen del problema. Después, es necesario realizar una investigación a fondo de las posibles soluciones y escoger la que nos resulte más adecuada.
3. Aplicar solución: Esfuerzo
Cuando tenemos un problema y queremos
salir de él no es fácil. Muchas veces queremos quitarnos viejas
costumbres a las que nos hemos habituado. Otras veces simplemente
tenemos que manejar una situación puntual.
Es importante adoptar una visión más amplia
de nuestro problema. Si es relacionado con un hábito, estamos
acostumbrados a ello, por lo que es muy importante estar dispuestos a
modificar un aspecto de nuestra vida y que sea diferente. Estamos
“cómodos” con ese hábito, y salir de él cuesta, es extraño, desconocido.
La fuerza de voluntad tiene un papel muy importante en esto. Por ello,
es importante dedicar un gran esfuerzo y fuerza de voluntad para salir
de ese hábito perjudicial.
Cuando se trata de un problema puntual, como una situación de la que queremos salir con éxito, hay que ser capaz de ver muchas opciones, incluso considerar opciones que jamás habríamos pensado en un principio. Es preciso tener una mente muy abierta.
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